ACEITE DE TRUFA BLANCA: "EL DIAMANTE DE LA COCINA"

Hemos visto en estos tiempos una gran cantidad de aceites de oliva, también hemos hablado de las diferentes variedades de aceituna y una diversidad de plantaciones adecuadas para su cultivo, pero en esta ocasión vamos a hablar de un hongo muy apreciado y abundantemente solicitado en muchas partes del mundo, se trata del Tuber Magnatum, más conocido en el mundo gastronómico como la trufa y en esta oportunidad aceite de oliva italiano, premium y de Tartuf Langhe.
Se cuenta que la trufa tiene una historia de alrededor del año 1700 antes de nuestra era y los primeros en utilizarla habrían sido los sumerios que la mezclaban con una diversidad de plantas y cereales. Posteriormente los romanos en el período clásico producirán la Tuber Magnificanus, la Tuber Melanosporum y la Tuber Magnatum. La trufa blanca proviene de Langue, área del Piamonte, al norte de Italia, está rodeada de colinas, bosques, valles y a la vera del río Tanaro, precisamente en un pueblo llamado Roero, (muy cercano a la ciudad de Alba), se encuentran las tierras en las que se han plantado trufas de Tartuf Langhe, empresa dedicada a la producción de productos gourmet que van desde aceites y vinagres, hasta salsas, pastas, aderezos y dulces de la codiciada trufa.
Domingo Montanaro Bertolusso y Beppe son los encargados de investigar, producir y elaborar, en base a investigaciones con el Centro de Estudios de la Universidad de Turín, espacios de tierras sin ningún signo de contaminación, en las que han plantado trufas rodeadas de avellanas y robles, permitiendo el crecimiento ideal del hongo.
Esta trufa blanca conocida también como “el diamante de la cocina” por su elevado valor comercial, crece de manera silvestre entre los 30 y 40 cm bajo tierra entre las raíces de los álamos, sauces y avellanos, donde antiguamente los cazadores junto a los cerdos incursionaban hasta localizarlas por la atracción que les producía a los porcinos, a los que tuvieron que sustituir con perros adiestrados que buscan trufas blancas que rondan entre 4.000 y 8.000 euros el kilo.
El aceite de oliva de trufa premium de Tartuf Langue tiene depositado en su interior trozos de trufa presentando un color amarillo dorado, con suaves aromas frutales y herbáceos, muy delicados, con sabores finamente ahumados, almendrados y algo especiados, percibiéndose notas de roble y un distinguido y tenue picor en final de boca, siendo muy equilibrado y con una armonía que combina maravillosamente con delicadas ensaladas, risottos y pastas en las que se destaca primordialmente la razón que erige a la trufa blanca como un auténtico “diamante de la cocina”. Bon Appetit