VINAGRE DE UVA MOSCATEL DE GARDENY

Como habíamos comentado hace un tiempo, la ciudad de Lleida, en España, despertó el interés de los historiadores, ya que allí convivieron algunas órdenes como por ejemplo la de los Templarios con todas su historia, mitos y leyendas, es a raíz de estos hechos y a un famoso Castillo como el de Gardeny, que Badia Vinagres decidió cien años atrás impulsar la producción y elaboración de una gran gama de vinagres especiales. Tenemos que señalar que esta fortaleza en la ciudad de Lleida y que es conocida como el castillo de Gardeny, representó para esta empresa de vinagres el símbolo del dinamismo y la fuerza de esos hechos históricos que ocurrieron a comienzos del siglo XII con las órdenes templarias. Es así que en 1908, Agustí Badia va a fundar en Mollerusa una bodega dedicada a vinagres y vinos de calidad, con una posterior reconversión en los años 60 hacia la especialización en vinagres. Esto los llevará a una modernización con el método de acetificación tradicional conocido como Schützenbach (un sistema mucho más rápido y efectivo que el método Orleáns) y luego finalmente, en las postrimerías del siglo XX, desarrollarán otra reconversión de la empresa con el énfasis en investigación y desarrollo bajo nuevos procedimientos, con lo que obtendrán mejores y nuevos vinagres de calidad. Entre los productos que elabora Badia, está toda la línea Gardeny de vino Cabernet Sauvignon, Chardonnay, Vermouth, Jerez, Moscatel, de manzana, aceto balsámico, y la nueva gama especial de la línea Gardeny de vinagres agridulces como son el Merlot y el Riesling, a los cuales luego de todo el proceso de elaboración, y en la búsqueda de una mayor calidad, se los somete a una última etapa de maduración en botas de roble francés. En esta ocasión estamos con su vinagre Gardeny Moscatel, el cual presenta un color dorado intenso y muy brillante, su cuerpo es tenuemente fluido y envuelto en aromas que recuerdan al durazno, a la pera y al albaricoque, punzante en su acético, muy aromático y en el recorrido por la boca expresa un distinguido equilibrio entre la dulzura y la acidez con una gran personalidad, característica clásica de la uva moscatel, resultando muy elegante, fresco y persistente y con una textura muy suave siendo un digno acompañante de manjares de los más diversos aromas y sabores que se puedan llegar a maridar y seguramente disfrutar plenamente. Bon Appetit.