ACEITE ZUELO: TIERRA DE OLIVO.

Para muchos pueblos originarios la tierra tiene vida, la tierra da vida, y tan cierto es que día a día podemos leer la diversidad de semillas que surgen de infinidad de variedades de frutos, flores, arbustos o árboles, por lo que el valor de la tierra resulta ser inconmensurable, por lo que es importante respetar nuestros suelos, y hoy haremos eso mismo con un cultivo como el olivo que nace en otro tipo de Zuelo, al aceite de oliva de Familia Zuccardi.
Como vimos en otra oportunidad, luego de que Alberto Zuccardi llegara a Mendoza desde Tucumán experimentando con sistemas de irrigación del agua e implantando viñedos en 1963, su hijo Miguel Zuccardi se dedicará plenamente a los aceites de oliva harán su aparición desde Maipú en Mendoza en el año 2004. Si bien había variedades plantadas en Mendoza desde los años 40 y 50, se comenzó a investigar sobre dichas variedades y a desarrollar a partir de ellas aceites de calidad. Tanto es así que se instalaron modernas instalaciones con tecnología italiana para controlar todo el proceso en óptimas condiciones, de modo que en la actualidad cultiva 180 hectáreas en fincas de la provincia de Mendoza y San Juan, con la idea de ampliarlas a 240 has.
Lo cierto es que en el año 2008 se presenta en sociedad el aceite de oliva extra virgen Zuelo dando un importante paso con olivos propios de Maipú (Mendoza) y Cañada Onda (San Juan) con cosecha manual y con un trabajo en el que el aceite fue separado a bajas temperaturas, con muy poco contacto con oxígeno durante el proceso de centrifugación.
En este caso estamos con Zuelo Suave Cosecha Tardía y Zuelo Intenso Cosecha Temprana de Familila Zuccardi, cosecha 2010, garantizando su frescura y juventud. El Zuelo Suave presenta un color dorado con tonalidades verdes, aromas de fruta tropical, sabor frutado, delicado y con un leve picor en garganta, por su parte el Zuelo Intenso posee un aspecto visual de amarillo intenso y tonos dorados, con una nariz de hierbas tempranas evidenciando en boca un fino amargor y un marcado picor que se equilibra gratamente en su retrogusto, dando señales de lozana juventud que confirma su aplomada frescura y vitalidad y su camino con pasos consolidados y de promisorio futuro. Bon Appetit.