TARTUF LANGHE: ACEITE DE OLIVA Y TRUFAS NEGRAS

Hemos visto en estos tiempos una gran cantidad de aceites de oliva, también hemos hablado de las diferentes variedades de aceituna y una diversidad de plantaciones adecuadas para su cultivo, pero en esta ocasión vamos a hablar de un hongo muy apreciado y abundantemente solicitado en muchas partes del mundo, se trata del Tuber melanosporum, más conocido en el mundo gastronómico como trufa negra, y en este caso particular, italiano y de Tartuf Langhe.
Se cuenta que la trufa tiene una historia de alrededor del año 1700 antes de nuestra era y los primeros en utilizarla habrían sido los sumerios que la mezclaban con una diversidad de plantas y cereales. Se la conoce también con el nombre trufa de Perigord, o Tartufo nero pregiato y en el mundo hispano más conocida como trufa negra, la cual se trata de un hongo que tiene su hábitat natural en los bosques de Italia, España y Francia. Se halla bajo tierra entre unos 10 y 30 cm de profundidad, con un índice pluviométrico entre 600 y 1400 mm anuales, preferentemente en suelos calcáreos, debe ser plantada bajo tierra junto a raíces de árboles como los robles, pinos, o avellanos, (incluso hasta en cercanías de una viña), y su recolección se realiza en invierno. El aspecto exterior de la trufa es oscura, algo violácea, muy irregular en su forma, como una especie de “verruga”, rodeada de pequeñas venillas blancas, y midiendo desde los 2 hasta los 7 cm, aproximadamente.
Localizada en la región de Piamonte, rodeado de colinas, bosques, valles y a la vera del río Tanaro, precisamente en un pueblo llamado Roero, (muy cercano a la ciudad de Alba), se encuentran las tierras en las que se han plantado trufas de Tartuf Langhe, empresa dedicada a la producción de productos gourmet que van desde aceites y vinagres, hasta salsas, pastas, aderezos y dulces de la codiciada trufa.
Domingo Montanaro Bertolusso y Beppe son los encargados de investigar, producir y elaborar, en base a investigaciones con el Centro de Estudios de la Universidad de Turín, espacios de tierras sin ningún signo de contaminación, en las que han plantado trufas rodeadas de avellanas y robles, permitiendo el crecimiento ideal del hongo.
En esta ocasión, el aceite de trufa negra tiene la adición en su interior de pequeños trozos oscuros de trufa en un aceite de oliva que presenta un color amarillo dorado, muy brillante, con aromas herbáceos intensos, terrosos, penetrantes y sumamente agradables, y una entrada en boca ahumada, en la que se destaca el roble, también algo especiado se extiende persistente pero amablemente por todo el paladar, y un fresco, delicado y ligerísimo picor en el final de boca, que lo hace equilibrado y armonioso. Se la recomienda principalmente en la condimentación de ensaladas, pastas, carnes, risottos, y también con huevos, si bien sus aromas son agradablemente complejos, la función básica de realzar los sabores de los diferentes platos la cumple maravillosamente. Bon Appetit.