EL OLIVO Y SU HISTORIA.

El hablar del olivo, nos retrotrae a todo el periodo neolítico, ya que todo el origen del árbol, se va dando a partir de los 6.000 a.c, clave desarrollo de la agricultura en diversas regiones del mundo, en las que comienza la cultura en el cuidado de las plantas, y toda su domesticación, para su aprovechamiento posterior.
Los documentos históricos que hacen referencia al olivo, no son muy claros, ya que algunos sostienen que procede de Persia, (actualmente Irán), otros de Egipto, y aún otros señalan a Creta, una isla de Grecia, en la que se encontraron las primeras tablillas con testimonios de la utilización de aceite de oliva en la corte del rey Minos, pero a pesar de todo esto, la mayoría sostiene que el olivo procede la antigua Mesopotamia, y de allí su expansión.
Para el siglo XV a.c. el aceite de oliva se comercializaba en las orillas del Mediterráneo, y por ejemplo Egipto, que lo utilizaba para iluminar templos, y como esencias de baños termales, realizaba intercambios con griegos, fenicios, romanos, judíos, árabes e hispanos, la mayoría de los reinados de los diferentes pueblos, plantaban en los jardines de sus templos y palacios, árboles de olivo.
Los griegos y los árabes son los encargados de introducir el olivo en Italia y España, respectivamente, en los siglos VI a.c, los romanos siempre se presentaban con un ramo de olivo en la mano, ya que representaba una señal de paz y prosperidad, y si bien la conquista de los romanos sobre diferentes pueblos es ampliamente conocida, también es cierto el evolutivo desarrollo de la agricultura, y con el avance sobre los pueblos y su obligación de labrar la tierra para el emperador, reproduciría de modo importante todos los cultivos.
Y en la península ibérica, los enclaves árabes se asentaron sobre todo en Sevilla y Cádiz, pero donde se hace mención de la calidad de los aceites, es en la ciudad de Córdoba, que a pesar de que en su etimología, haga referencia a “ciudad buena”, significaría en realidad, “molino de aceite”, (para los fenicios, qorteb). Fueron muy reconocidas las técnicas en Andalucía para la obtención del aceite, integradamente con toda la cultura árabe de los procesos técnicos, y que luego de la conquista de América, serían expandidas por países como México, Perú, Argentina y Chile.
Por otro lado, el vocablo aceite, tiene su origen en las culturas semíticas, que parten de la raíz zait o zeit, que a su vez deriva en az-zeitum o aceituna, del mismo modo, la palabra olivo, viene del latín olea, que proviene del griego eala, lo que los celtas señalaban como eol y los cretenses en Grecia como elaiwa, los romanos, que lo expanden como oli, u olio, y llegando definitivamente en castellano a llamarse olivo u oliva. Bon Appetit.